Cuando la trémula luz del alba se filtró en su dormitorio esa
mañana lo desato de una aterradora pesadilla escondida tras su insomnio. Con
ese lastre permanente en su pecho y las eternas ojeras deambulo por la casa
hasta encontrarse en la ducha rodeado por el vapor y las voces con sus estridentes
ecos. “Es otro de esos”, pensó, días
donde su mente es incapaz de seguir el ritmo de la realidad, y antes de darse
cuenta se ve frente a sí mismo, con la piel erizada por el frío mientras las
gotas recorren su rostro con lentitud como la hacen las gotas de rocío en las
flores del jardín. Entre ausencias y regresos, voces y silencios, tristezas y
más tristezas llega momento de una buena
taza de café.
Le gusta mirar a la taza y perderse en su profundo negror
mientras ese aroma a café recién hecho asciende hacia él, despertando poco a
poco lo escaso que queda de su humanidad. Con un poco de azúcar para sentir
como la dulzura se esfuma dejando tras de sí el fuerte amargor, “como la vida
misma” piensa para sí. Una voz que destaca sobre las demás lo saca de su ensoñación…
“huye, vete lejos de aquí”…
“¿Y esta voz?…me es familiar pero no es ninguna de las de
siempre. ¿Me estoy volviendo más loco? ” La jauría se desata, murmullos y
gemidos, gritos y alaridos, voces furiosas y clamores lastimosos… Pero sigue
centrado en esa voz, la única que no recuerda, y sin ser consciente hace caso a
su suplica.
El sol brilla en lo alto como un globo que se escapó de las
manos, el olor a mar parece haber callado en incesante rugido de su espíritu. Se descalza y camina en silencio, en el
profundo y deseado silencio de su interior. Aprieta sus dedos mientras siente
como se hunden en la tibia arena, se acerca a la orilla atraído por el
magnetismo del mar. El paso de la arena seca a la húmeda parece un cambio de
realidad, dos mundos diferentes compartiendo un mismo lugar.
La marea esta baja
y el agua turbia, mete sus pies en el agua mientras pequeños trozos de algas rozan
sus pies. Se le va el tiempo caminando por el agua con la mirada fija en las
islas del fondo, tan cercanas y tan
distantes, ensimismado en sueños de escapar, de perderse en ellas y no regresar
jamás.
De pronto el sol
parece haberse cansado, y empieza a escapar. Desciende tan rápido como regresan
a él las voces y los recuerdos, los miedos y los errores. Se asoma a un mar de
luces y sombras, el atisbo de paz pasajero que como una marea pronto crece y trae de vuelta aquello que no quiere
recuperar. Es un instante tan efímero que impide dejarse llevar, los últimos
rayos de un sol que se escapa como la alegría en su corazón. El día llega a su
final y la luz del ocaso se lleva consigo el sueño dejando la realidad de la que
no puede escapar.
En el coche a 200 por hora, intentando dejarlo todo atrás,
buscando un camino hacia la tranquilidad, intentando fugarse hacia la vida… o
quizás de ella...Pero como siempre la pesadilla sigue al fondo, escondida tras el insomnio.
Me encanta la sensación de caminar por la arena, donde rompen las olas y sentirla escurrirse entre los deditos de los pies mientras te hundes, dejando profundas huellas tras de ti. Huellas efímeras que mueren al paso de la siguiente ola salada.
ResponderEliminarHay días, querido H, los hay, pero siempre, siempre, hay un lugar al que huir. Nos lo merecemos. De vez en cuando.
Besos.
El problema no es no tener lugar al que huir...sino el que siempre hay que regresar.
EliminarMuacks!
El mar es curativo. En esos días en los que también tengo ganas de huir, el mar, o en su defecto el río, consiguen sosegarme.
ResponderEliminarBonito texto! :)
Un beso
El mar me sosega con su calma y que agita cuando las olas rompen con fuerza, me transmite su estado, no se bien el porque.
EliminarMuás!
¿quién no sueña con alejarse de todo, dejarlo atrás? Es taaan dificil... pero al menos siempre queda un lugar en el que esconderse aunque sea momentaneamente ^^
ResponderEliminarBesos!
Si el escondite no fuese momentáneo no se me varía más el pelo me da la sensación xD.
EliminarGracias por tus palabras, un beso.
Pues bonitas fotos, sisi.
ResponderEliminarBueno, para estar sacadas con un móvil cutre no están mal xD
EliminarEl café está delicioso, sí. Pero tal vez un chocolate sería mejor para esos insomnios. Así, dejaría un sabor dulce, y no tan amargo. Como la vida, que tiene sus momentos sabrosos. Que no todo son pesadillas. Y si existen, habrá que luchar contra ellas, no? Nada de dejarlas esconderse, nada de dejarlas atrás a 200 km/h, que también corren, vuelan.
ResponderEliminarBesitos :)
Miss Carrousel
El chocolate no está mal, pero soy más de café. Tienes razón, la vida tiene momentos de todo tipo, pero hay batallas que no se pueden ganar,y cosas de las que no se puede escapar.
EliminarGracias por pasarte y por tus palabras. Muacks!
H... H... dónde estás??
ResponderEliminarHola... un cambio de vida que me ha llevado a alejarme de todo y a casino tener acceso a internet. Pero no me olvide de vosotr@s...ahora tendre mucho por leer seguro! :) Espero que todo bien ;) Muas!
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